Por: Daniela Di Segni, el 27 de diciembre de 2010, 08:43 AM
Con tantos manuales que andan por los cajones de la casa, con tantas guías para no perderse en las ciudades y el mundo, me pregunto por qué todavía no se escribió una guía, sencilla y clara, para mirar a un hombre. Buena falta haría, créanme, porque nosotras somos demasiado distraídas unas veces, muy crédulas otras y bastante bobas a menudo.
Me refiero, claro, a una guía que nos ayude a entender al espécimen que tenemos delante cuando aparece en nuestras vidas. Vendría a ser una especie de manual de interpretación e instrucciones que, a la larga, resultaría muy beneficioso para ayudar a reducir nuestros habituales errores de interpretación.
Signos delatores a tener en cuenta
Los ojos
Parece ser que lo primero que miramos son los ojos y eso está bien. Lo que habría que hacer es fijarse mejor en la mirada ya que no es lo mismo que te mire con los ojos bien abiertos, sonrientes o quizá admirativos, que con los párpados entrecerrados como sacando tu radiografía. Tiene que mirarte de frente mientras habla, no lo olvides. Si te sientes una diosa cuando te mira... no dudes.
Las manos
La mayor parte de las mujeres miramos las manos. Que se sepa que no es lo mismo encontrarse con manos cuidadas que con uñas sucias o, peor aún, comidas, un signo claro de ansiedad poco controlada. Pueden estar esmaltadas, es cuestión de gustos... Son detalles que te hablan del carácter, del cuidado personal y de lo que le importa la impresión que da. Lo que no debería tener esa mano que estás observando es una alianza, que a veces no está pero deja la marca, búscala.
Los zapatos
Los zapatos (o su equivalente en marcas deportivas) no son un detalle menor. Hablan de su situación en el mundo tanto si están destrozados como si están impecables, si se ven sencillos o si son de los que cuestan fortunas. Eso sí, limpios y lustrados hablan de alguien que se cuida a sí mismo y cuida sus pertenencias.
El gesto
¿Cómo se te aparece? ¿Durito, conciente de sí mismo, con los labios y las manos apretados, de brazos cruzados? Está en guardia y dispuesto a ocultar. Si lo notas relajado es que se siente cómodo consigo mismo y contigo. Digamos que es preferible alguien demasiado despatarrado que demasiado bien sentado.
Los modales
¿Te abre la puerta, te acerca la silla, te sirve el vino primero, te trae flores? No es anticuado, es caballero y bien educado. Disfrútalo porque se está extinguiendo la especie.
El ego
¿De quién habla? ¿De sí mismo, de sus logros, de sus capacidades, de sus gustos o de los demás? Si es de los primeros, está centrado en sí mismo, no registra a los otros y tiene un ego tan enorme que si estalla puede provocar una masacre. Una cuenta sencilla: si no te registra la primera vez que se encuentran, no te va a registrar nunca más.
Enganchado
¿Pasaron cinco minutos de la primera cita y ya te está hablando de la ex mujer o de la ex novia de manera dramática? No sólo no sabe cortar, sino que no puede. Sigue enganchado con su historia personal previa y ama sentirse víctima del tipo "no sabes qué mala suerte he tenido con las mujeres". No cortará jamás y las ex estarán siempre en el medio.
Algo que no falla
Pregúntate a ti misma, claro y en voz alta, si te gustaría que te vieran por la calle con él. Si dudas, que déjalo seguir su ruta.
Nada de todo esto te asegura la felicidad, pero posiblemente te ayude a decidir mejor y te dé cierta certeza de evitar una que otra desilusión.
¿En qué te fijas tú cuando conoces a un hombre?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)